divendres, de setembre 24, 2010

"UN ESPANTAJO ARRUMBADO" Article a l'ABC de Sevilla 10.11.1937

Hi ha coses que no canvien, si no llegiu aquest article del diari ABC del any 37, en plena Guerra Civil. D'altres, per desgràcia, sí, com és l'unió dels partits polítics, de l'arc parlamentari català, que es va produir llavors i que ara, que estem en un moment crucial per a les nostres aspiracions y enmig d'una ofensiva nacional espanyola, no son capaços d'arribar a un acord d'unitat.


"ABC. Diario ilustrado: Año trigésimo tercero. Número 10.747.
Sevilla 10 de noviembre de 1937
Número suelto. 15 céntimos.

UN ESPANTAJO ARRUMBADO

Azaña, en la cabecera del banco azul, cruzado de brazos, con una mueca de desdén en su boca desportillada, deja pasar la borrasca que promueven los quince diputados de derecha que se oponen al Estatuto de Cataluña, y exclama, después: "Esa protesta es inexplicable". No se explica sino por el deseo de agitar las pasiones fuera de aquí. Yo aseguro que Cataluña se unirá al resto de España al recibir su Estatuto, como no lo estuvo jamás, jamás..."

¿Recordaría sus palabras este gran delincuente de lesa Patria, cuando se vio en Montserrat con guardia reforzada, espiado, humillado y "protestado" por ministros de Companys? "Sí; pero ahora - se dirá - es el Gobierno rijo central el que se instala en Barcelona, con lo que la fusión profetizada por Azaña queda hecha plenamente."

Sin contar con las notas oficiosas de los dos Gobiernos sobre el asunto, que son prodigiosamente ambiguas y recelosas, ahí está la crónica de Francisco Pujal, leída en la emisora de la Generalidad -Controlada por el Gobierno de Cataluña- dos días antes de la llegada de Negrín y los suyos. El escritor, luego de señalar las diferencias entre Cataluña y Castilla, dice: "Cataluña es un pueblo aparte. En octubre del 34 se levantó contra España castellana. El 19 de julio, reaccionó contra el fascismo. Pero nuestra personalidad no ha sido comprendida, por desgracia o por suerte, por la España castellana, ni entonces ni ahora. Aún existen algunos malos catalanes que no ven con buenos ojos nuestra independencia. Yo les pregunto: ¿qué tenemos que ver nosotros con la España castellana? ¿Qué es lo que nos une con ella? Ahora mismo, sólo el interés de derrotar al fascismo. Mas después Cataluña quedará desligada de sus compormisos con la España Central y seremos libres. No tenemos, para estar en las trincheras, sino esta última razón: "libertad e independencia de Cataluña."

La cosa está clara: pero por si no lo estuviera se reúnen todos los partidos políticos de Cataluña al dia siguiente de la llegada del Gobierno rojo y acuerdan mostrar su incondicional adhesión "al gobierno catalán" y a Companys. ¡Espléndido recibimiento a Negrín, Prieto y su banda! ¿Recordaría Azaña su discurso parlamentario?

Todo esto, desde nuestra auténtica España, huele a viejo, a cosa definitiva y felizmente arrumbada. Es la supervivencia angustiosa del espantajo de un problema, que ya no es siquiera espantajo ¡Un problema separatista, ahora cuando la juventud española se cubre de gloria en la tarea histórica de restaurar la unidad inconsútil y tradicional de España! No; eso está batido y derrotado por las Armas victoriosas de la Cruzada que Franco acaudilla. Y no se volverá, en la vida, a hablar en España de ridículos y grotescos nacionalismos, de necedades al margen de la pedantería del "hecho diferencial", de "idiomas propios", de "revindicaciones autonómicas", de Estatutos ni de Generalidad; en una palabra, de fórmulas más o menos hipócritas de un separatismo infame, porque España está rescatando, no solamente la materialidad de su teritorio, sino la unidad moral de un espíritu español indivisible.

Apoyándonos en esta realidad hemos exhortado cien veces -reconocemos con qué escaso éxito- a muchos de los catalanes que viven acogidos a la fraternal hospitalidad de sus compatriotas de las demás regiones para que suspendan, por lo menos mientras viven entre nosotros, el uso descarado y provocativo de un dialecto, que en estos momentos y en la España nacional es de todo punto impertinente usar en público. Bastará con que esos catalanes -que suelen llevar la bandera de España en su solapa y que tienen muy buen cuidado de hablar en el español unitario cuando acuden a los Centros oficiales a pedir granjerías -recuerden que son los sicarios y salteadores de la Cataluña separatista y antiespañola los que en estos momentos propugnan la supervivencia y los privilegios del idioma catalán, para que se abstengan ellos de tener ese punto de coincidencia sentimental, inconfesable pero cierta, con los enemigos de España."